¿Quienes son los locos?

Esta pregunta es my frecuente hoy en día, en nuestro medio existe el prejuicio de que únicamente los “locos” son aquellas personas que son aptas y que deberían tratarse a nivel psicológico y/o psiquiátrico, ante este cuestionamiento sería interesante reflexionar a qué se refiere este prejuicio.

¿Qué es estar loco?

La locura ha sido considerada históricamente como el fenómeno de las personas que presentan comportamientos extraños, estrafalarios, en general fuera de lo común. Al respecto sería importante señalar que muchas veces dichos comportamientos son dictaminados en relación a lo que en determinada época se consideraba distinto, extraño o anormal. Lo cual nos invita a pensar acerca de la normalidad, qué es lo normal?

Lo normal estaría en parte relacionado con el factor cultural, es decir lo que quizás sea percibido como normal en Ecuador, probablemente al otro lado del planeta sea reconocido como algo totalmente anormal y fuera de foco.

En la actualidad, lo «normal» está relacionado con la estabilidad psicológica de una persona, es decir su no locura, es evaluada muchas veces a partir de su función dentro de la sociedad, en otras palabras, una persona funcional, con un trabajo estable , productiva, estará entonces dentro de los parámetros que ha preestablecido una sociedad sobre una persona estable o cuerda.

Si bien este pequeño análisis trata de mostrar y cuestionar incluso ciertos prejuicios en relación a lo que podría también significar “estar loco”. Existe también y no necesariamente en contrasentido con lo mencionado anteriormente, cuadros clínicos que evidentemente reflejan un nivel de “locura” que desde los ojos del común se perciben llamativamente. ya que presentan otra lógica u otros parámetros. Tal es el caso de la Psicosis, que con sus principales derivaciones clínicas, como por ejemplo la Esquizofrenia y la Paranoia, se caracterizan sobre todo por presentar conductas de alucinación y delirio, con ausencia del criterio de realidad, que desde nuestra percepción vivirían en otro mundo por el discurso que manejan.

En fin, existen cuadros psicopatológicos importantes que reflejan rasgos muy marcados de comportamiento y elementos fuera de lo común, indicando cierto tipo de “locura” ante lo cual, por supuesto, que una intervención psicológica o psiquiátrica sería oportuna y necesaria.

Para concluir, no hace falta que un sujeto se encuentre en un estado psicótico o delirante para que pueda acudir a un tratamiento de terapia psicológica. Tampoco es necesario que una persona presente una crisis que conlleve que no pueda levantarse de su cama del sufrimiento que presenta para poder buscar ayuda psicológica. Por tanto, cualquier sufrimiento o malestar por más “mínimo” que sea considerado, puede ser una oportunidad, una puerta de entrada para que la persona desee trabajarlo acompañado de un psicólogo (psicoterapeuta) ya que el sufrimiento es subjetivo, es personal. Quizás una persona no se vería tan afectada por la muerte de un ser querido como otro, o tal vez para determinada persona es mas complicado superar una separación de pareja, que a otra.

¿Según quién una persona está o no loca?

Cada persona es distinta por ende cada sufrimiento es particular y único, y siempre podrá ser un motivo para trabajarlo dentro del espacio de terapia, dar este paso implica mucho coraje y más bien debe asociarse con fortaleza y valentía más no con debilidad, como muchas veces se piensa. Cabe recalcar que un terapeuta no resuelve la vida del paciente, pero es una gran ayuda que acompaña un proceso mediante su escucha profesional, con el fin de generar un nivel de conciencia oportuno, que brinde claridad y herramientas para poder superar sus conflictos internos.